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domingo, 25 de mayo de 2014

Buscando "La Puerta del Cielo", San Javier, Tucumán, Argentina

Desde San Javier existen dos senderos que bajan hasta Horco Molle, el de "La Puerta del Cielo" y el del "Funicular", precisamente rumbo al edificio abandonado había cruzado el camino que da orígen al primero, así que hasta allí me dirigí esperando encontrarme con una traza marcada, pregunto en un comercio de la ruta, sigo las instrucciones y ubico el posible ingreso, muy embarrado debido a las lluvias que asolaron la región durante días, rápidamente la huella se bifurca, se vuelve a bifurcar y desaparece, hago otro intento, otro y todos se cortan dentro del bosque apretado, decido ir cuesta abajo, abriéndome paso por entre una intrincada maraña de ramas, hojas, troncos caídos, pozos con agua y barro hasta la rodilla, todo dentro de un ambiente extremadamente húmedo, seguí así durante quince o veinte minutos hasta que decidí que continuar era francamente peligroso, ya que ante una caída, torcedura, deslizamiento, lesión ocular, no tenía forma alguna de comunicarme ya que la señal del celular era inexistente, y a parte con quién me iba a comunicar...
El regreso fue más corto a pesar de la abrupta pendiente, señal que había recorrido poco trecho cuesta abajo, intentando a mediada que encontraba algo parecido a un sendero, seguirlo para ver si ese era el camino correcto, los dos intentos fueron fallidos y no tuve otra opción que buscar el punto de inicio para ir en busca del "Sendero del Funicular". A esa altura estaba completamente empapado de sudor y por la humedad del 300% que reina dentro del bosque, embarrado hasta las rodillas y cubierto por hojas que se me iban pegando, un verdadero cocoliche no apto para la vida urbana.
Las tomas no pertenecen a los bordes del sendero, no había sendero y el paso era a través de la floresta vírgen. Para las 14:00 ya había alcanzado nuevamente la ruta, o sea estuve hora y media dentro de ese mundo infrecuente, ahora restaba encontrar el otro sendero, averiguo, queda pasando el monoblock, frente al Parque de la Memoria, el problema menor era el estado que presentaba y como iba a solucionar el tema del barro en el único pantalón que tenía para el resto del viaje, ya está, valió la experiencia.

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