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viernes, 25 de mayo de 2012

Salinas La Antigua, La Rioja, Argentina

Un hotel sobre la ruta, buena oportunidad para sentirme un poquito como en esos moteles sobre la 66, oyendo pasar camiones duarnte la noche, lástima que el neo-caudillo riojano sepultó los ferrocarriles durante su reinado, si nó un par de trenes nocturnos, salvando las distancias tecnológicas, habrían colaborado para igualar el efecto Texas.
Primera sorpresa, uy!! no tiene tele, y nó, sabe que pasa, en el hotel está alojado el grupo Trulalá y ellos pidieron más de un aparato por habitación, ahhh!!, segunda sorpresa, el grupo en cuestión tiene como quince integrantes, más técnicos, plomos, grupies, en total casi todas las habitaciones son para ellos.
Almuerzo sobre un ventanal que dá a la ruta, como me fascinan las rutas, son adictivas pienso, pienso también en ir a descansar para ver como sigue la tarde del tercer día, pienso mal...
Justo en frente a mi piecita sin TV, unas cuatro fan del grupo tienen su sitio, que cosa, no ando por la vida moralizando, no pastoreo rebaño alguno, pero me cuesta entender..., aunque la tradición venga posiblemente del rock, y tenga unos sesenta años, la tradición digo, me cuesta entender...
Mi encuentro con la tarde me ubica sobre la RN79 rumbo a las Salinas La Antigua, sobre un camino muy importante para el Mercosur me dicen, tan importante que en dos horas no me topé con nadie con apariencia humana, tan sólo dos zorros y una araña con acoplado que con harta parsimonia cruzaba la estratégica ruta.
Las salinas son largas, de difícil acceso pués el suelo flojo de la orilla te hundía hasta los tobillos, desgraciadamente la salud me hizo desistir de un seguro espectáculo imponente, que tiene como protagonista la puesta de sol justo sobre el campo blanco, son las 6 de la tarde y enfilo para Chamical, con pocas ganas y mucha incógnita sobre como serán las horas por venir hasta que los músicos se vayan para el recital.

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