El tercer día de Puna estaría dedicado a recorrer Coranzuí y parte de la nueva ruta 40 hasta Pirquitas, para luego seguir viaje a Humahuaca, base para la siguiente aventura.
Salimos por la provincial 74 rumbo al encuentro con el primer caserío, Rachayte, antes una serie de pequeñas lagunas atestadas de flamencos llaman la atención.
Rachayte no escapa al tipo de los otros pequeños pueblos, adobes que se mimetizan con el paisaje, desolación absoluta y la blanca capilla que luce como aplicada en el lugar.
Continuamos viaje trepando ahora la peligrosa cuesta que nos regala vistas espectaculares, trepamos a más de 4000 metros, una altitud que ya no sorprende, el camino luego serpentea entre extrañas formaciones rocosas, con cuevas que incitan a la expedición.
Al comenzar el relato de esta travesía dije que la misma había sido la segunda realizada por la Puna profunda aquella que intentaba alejarse del eje turístico de la ruta nacional 9, y dije también que la misma había sido la causante de viajes posteriores ya contados, ambas cosas son ciertas pero no.
Mi primer travesía en solitario la realicé en 1977, ahí abordé el tren internacional que en ese momento vinculaba Salta con Socompa para después continuar viaje por territorio chileno hasta el puerto de Antofagasta. El segundo encuentro tuvo lugar en 1982, en la ocasión recorrí Mina Aguilar, obteniendo un permiso de visita en San Salvador de Jujuy hecho que me permitió alojarme y comer con los técnicos e ingenieros, ese viaje continuó luego por toda la Bolivia no selvática. La tercer travesía tuvo lugar en 1983, ahí visité Iruya y Santa Victoria (caminando). Lamentablemente la primera aventura está retratada con una rudimentaria cámara Kodak, y la segunda y tercera con la misma, más una máquina nueva con rollos para diapositivas. Desgraciadamente el producto de las mismas no puede ser mostrado, unas por impresentables y las otras porque en verdad no sé si pueden convertirse a papel o digitalizarse. La cuarta experiencia que contiene imágenes de Yavi, Laguna Colorada, Casabindo, Rinconada y Pozuelos quizás alguna vez tenga cabida en la página.
Volviendo a la travesía actual, para el mediodía arribamos al pueblo de Coranzulí ubicado sobre la nueva 40. El pueblo se halla establecido a 4028 metros sobre el nivel del mar, sus habitantes supieron dedicarse por entero a a minería hasta que la misma se agotó y muchos optaron por partir o cambiar de trabajo orientando sus actividades a la cría de camélidos, sobre todo llamas que son muy apreciadas por los compradores. El lugar que tiene equipamiento básico completo ha visto aumentado el número de visitas gracias a la rectificación de la traza de la 40, los entusiastas de la misma recorren su nuevo diseño vinculando Susques con La Quiaca, atravesando Coranzulí, Pirquitas, Orosmayo, San Juan de Oro, Timón Cruz, Oratorio y Cienaguillas para llegar por fín a la populosa ciudad fronteriza con Bolivia.
La imágen que recuerdo con más nitidez tiene que ver con el rojo predominante en todo el pueblo, montañas, casas, pisos y el contraste con el azul del cielo y la cúpula de la capilla. Sobre el silencio y la falta de gente ya estaba acostumbrado, pese a la mayor escala del lugar tampoco había personas en la calle quizás debido a que arribamos pasado el mediodía y pasado el mediodía no da motivos para andar paseando por las callecitas de la Puna.
Pasadas las 13:00 continuamos viaje hacia Pirquitas, la mina está en funcionamiento, pero con una cantidad de trabajadores mucho menor que los empleados en la época de esplendor del emprendimiento.
Superamos los 4200 metros y el paisaje sigue teniendo las mismas características, roqueríos aislados en medio de una Puna tapizada de elevaciones de más de 5000 metros
Salimos por la provincial 74 rumbo al encuentro con el primer caserío, Rachayte, antes una serie de pequeñas lagunas atestadas de flamencos llaman la atención.
Rachayte no escapa al tipo de los otros pequeños pueblos, adobes que se mimetizan con el paisaje, desolación absoluta y la blanca capilla que luce como aplicada en el lugar.
Continuamos viaje trepando ahora la peligrosa cuesta que nos regala vistas espectaculares, trepamos a más de 4000 metros, una altitud que ya no sorprende, el camino luego serpentea entre extrañas formaciones rocosas, con cuevas que incitan a la expedición.
Al comenzar el relato de esta travesía dije que la misma había sido la segunda realizada por la Puna profunda aquella que intentaba alejarse del eje turístico de la ruta nacional 9, y dije también que la misma había sido la causante de viajes posteriores ya contados, ambas cosas son ciertas pero no.
Mi primer travesía en solitario la realicé en 1977, ahí abordé el tren internacional que en ese momento vinculaba Salta con Socompa para después continuar viaje por territorio chileno hasta el puerto de Antofagasta. El segundo encuentro tuvo lugar en 1982, en la ocasión recorrí Mina Aguilar, obteniendo un permiso de visita en San Salvador de Jujuy hecho que me permitió alojarme y comer con los técnicos e ingenieros, ese viaje continuó luego por toda la Bolivia no selvática. La tercer travesía tuvo lugar en 1983, ahí visité Iruya y Santa Victoria (caminando). Lamentablemente la primera aventura está retratada con una rudimentaria cámara Kodak, y la segunda y tercera con la misma, más una máquina nueva con rollos para diapositivas. Desgraciadamente el producto de las mismas no puede ser mostrado, unas por impresentables y las otras porque en verdad no sé si pueden convertirse a papel o digitalizarse. La cuarta experiencia que contiene imágenes de Yavi, Laguna Colorada, Casabindo, Rinconada y Pozuelos quizás alguna vez tenga cabida en la página.
Volviendo a la travesía actual, para el mediodía arribamos al pueblo de Coranzulí ubicado sobre la nueva 40. El pueblo se halla establecido a 4028 metros sobre el nivel del mar, sus habitantes supieron dedicarse por entero a a minería hasta que la misma se agotó y muchos optaron por partir o cambiar de trabajo orientando sus actividades a la cría de camélidos, sobre todo llamas que son muy apreciadas por los compradores. El lugar que tiene equipamiento básico completo ha visto aumentado el número de visitas gracias a la rectificación de la traza de la 40, los entusiastas de la misma recorren su nuevo diseño vinculando Susques con La Quiaca, atravesando Coranzulí, Pirquitas, Orosmayo, San Juan de Oro, Timón Cruz, Oratorio y Cienaguillas para llegar por fín a la populosa ciudad fronteriza con Bolivia.
La imágen que recuerdo con más nitidez tiene que ver con el rojo predominante en todo el pueblo, montañas, casas, pisos y el contraste con el azul del cielo y la cúpula de la capilla. Sobre el silencio y la falta de gente ya estaba acostumbrado, pese a la mayor escala del lugar tampoco había personas en la calle quizás debido a que arribamos pasado el mediodía y pasado el mediodía no da motivos para andar paseando por las callecitas de la Puna.
Pasadas las 13:00 continuamos viaje hacia Pirquitas, la mina está en funcionamiento, pero con una cantidad de trabajadores mucho menor que los empleados en la época de esplendor del emprendimiento.
Superamos los 4200 metros y el paisaje sigue teniendo las mismas características, roqueríos aislados en medio de una Puna tapizada de elevaciones de más de 5000 metros
Nuevo Pirquitas, sobre la 40
Punto fijo
A las 17:00 partimos rumbo a Humahuaca, dejo el Oeste de la Puna para proseguir la aventura ahora cambiando rumbo hacia el Este. Las dos últimas tomas corresponden a un puente ferroviario a la altura de Azul Pampa. Ya en Humahuaca me contacto con una pequeña empresa de turismo para armar una recorrida por los pueblos perdidos tras el Hornocal, llegando hasta Zenta, mañana día 4 me espera ese viaje. Cordero con ensalada para la cena y a dormir en una habitación con veinte camas y un solo huésped.
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