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martes, 7 de agosto de 2012

Escenografías naturales, Tupiza, Bolivia

Quebrada Seca, Cañón del Inca, Puerta del Diablo, el Valle de los Machos con sus famosas poronguitas, alrededores de la enigmática Tupiza, ciudad de rápido paso si tu destino es Potosí como parada obligada en viaje al Norte, ciudad que te contiene por lo menos un día si prosigues viaje a Uyuni por Atocha o lo haces internándote en el altiplano de las lagunas de colores. Yo creo que debería ser parada obligatoria, ya sea por los atractivos propios como por su entorno regado de formaciones pétreas, valles y quebradas. Ideal es dejarse seducir por los senderos que van comunicando los diferentes atractivos, partiendo temprano por la mañana hasta llegar al Valle de los Machos al caer la tarde. En verdad será por el calor que a veces sofoca, será por los rojos desmesurados, por esos cursos de agua casi milagrosos, por esos cortes en las rocas tan precisos como si fueran obra de algún poder desconocido, o quizás por la sorpresa de las formaciones que remiten a evidentes símbolos fálicos, que el recorrido se torna muy profundo, muy visceral, muy ligado a las fuerzas de la tierra.
La noche temprana en la ciudad fue noche de plaza, noche de comercios, noche de un particular asado previo despojo de preconceptos y delicadezas, noche de sentirme un extraño y parte de un todo al mismo tiempo, noche de cervezas, cansancio y excitación.

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