Descubrir Potosí se convierte en una acción verdaderamente gratificante, Potosí nunca se acaba, podés caminarla durante días, podés recorrer los mismos sitios decenas de veces y siempre descubrirás algo diferente que te va a sorprender, eso sin descuidar el aspecto que recorrer Potosí a veces duele, duele el cansancio o cierta asfixia que provocan sus 4067m, duele esa fuerza extra que tenemos que arrancar de nuestra entraña, pero a ese dolor lo minimiza la fascinación que nos provocan sus minas, sus edificios, sus templos, sus mercados, sus colores, sus aromas, su música instalada en las calles, su bullicio que nos muestra una ciudad viva, con una vida entre sufrida, profunda, alegre y esperanzada.
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